¿Qué relación tiene el virus con la enfermedad cardiovascular?

Según ha indicado la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), en la mayoría de los casos el contagio por COVID-19 cursa con una infección leve, aunque se muestra más grave en aquellos pacientes mayores de 60 años y que sufren patologías previas, además de tener un impacto directo en la enfermedad cardiovascular (ECV). Estudios recientes han demostrado que los pacientes cardiovasculares (entre los cuales también se incluyen las personas que están anticoaguladas) están más predispuestos a la infección por COVID-19 y a padecer un mayor riesgo de eventos adversos; además, también se ha observado que puede causar daño cardíaco en pacientes sin afección cardíaca previa.^1,2

En España, y según el último Informe COVID-19 publicado por el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto Carlos III el pasado 4 de mayo de 2020, hay 218.011 casos confirmados de Covid-19 (*según PCR). El informe ha analizado las características demográficas, clínicas y antecedentes epidemiológicos de riesgo de las personas afectadas de Covid-19 y se ha observado que el 29,7% (35.192) de los casos diagnosticados padecen algún tipo de enfermedad cardiovascular y que ésta misma está presente en el 62% (7.823) de los fallecidos por coronavirus. Además, haciendo un análisis de las comorbilidades y factores de riesgo según el nivel de gravedad de las personas afectadas por el virus, se ha visto que la enfermedad cardiovascular es la que presenta mayor prevalencia entre los pacientes de COVID-19 hospitalizados (41%), en UCI (43%) y también entre los fallecidos (62%).

¿Qué medidas se han adaptado en España para proteger a los pacientes anticoagulados?

En España, alrededor de 1.000.000 personas viven anticoaguladas, lo que representa el 2% de la población de nuestro país. El perfil sociosanitario del paciente anticoagulado es, en su mayoría, el de una persona mayor (por encima de los 70 años) con patologías cardíacas y otras comorbilidades, por lo que presenta mayor riesgo ante el coronavirus. Sin embargo, y en tiempos de confinamiento, más de la mitad de los pacientes de nuestro país deben acudir regularmente a los centros sanitarios a realizarse controles de su tratamiento con acenocumarol o warfarina; pero, ¿cómo hacerlo para minimizar al máximo su riesgo de contagio?

Ante esta situación, sociedades científicas de cardiología, hematología y atención primaria, además de la propia Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN), han instado a las autoridades sanitarias estatales y autonómicas a adoptar medidas extraordinarias para el seguimiento y control de estos pacientes, entre las que se encuentran:

1. Prolongar el control de la terapia anticoagulante oral a cada 6-8 semanas, en los pacientes con un INR estable que toman antivitamina K (Sintrom®).
2. Los pacientes con enfermedad tromboembólica venosa tratados con fármacos AVK y que se considere que pueden requerir visitas cercanas por incertidumbre en la dosis (lo que incluye los inicios) y que no tengan contraindicación, se valorará pasarlos a heparina de bajo peso molecular (indicación actualmente financiada).
3. Valorar el cambio de antivitamina K (AVK) a un anticoagulante de acción directa (ACOD) en aquellos pacientes con fibrilación auricular no valvular que presenten un INR inestable, con un tiempo en rango terapéutico inferior al 60 por ciento o incertidumbre de las dosis (incluyendo los inicios).
4. Los pacientes que son diagnosticados de fibrilación auricular en este periodo de pandemia y precisen anticoagulación, deben iniciar el tratamiento anticoagulante con un ACOD, ya que el inicio con un AVK conlleva un riesgo elevado de sangrados e ictus y requiere de varias visitas al hospital para ajustar la dosis.

Las medidas 3 y 4 conllevan una limitación administrativa asociada al visado de inspección para la prescripción de los ACOD que, para que sea factible, requiere que las correspondientes autoridades sanitarias autonómicas publiquen oficialmente la autorización de las mismas para que pueda entrar en vigor la flexibilización o anulación del visado de inspección asociado a los ACOD; algo que, por el momento, solo han realizado algunas CCAA como Madrid, Cataluña, Valencia, Murcia, Andalucía, País Vasco y Galicia*, lo que evidencia la inequidad territorial que existe en nuestro país.

Ante ello, desde FEASAN queremos poner de manifiesto que, a pesar de las recomendaciones de los expertos y de la petición de los pacientes, la mayoría de las autoridades sanitarias continúan desoyendo las medidas necesarias para contener la exposición de los pacientes más vulnerables al riesgo de contraer la COVID-19. Así, esta situación de pandemia ha puesto sobre la mesa la vulnerabilidad de estos pacientes y la excesiva e innecesaria dependencia asistencial. Por ello, manifestamos la necesidad de innovar de forma urgente el control y seguimiento de los pacientes anticoagulados a nivel nacional y la necesidad de incorporar su visión y participación en el diseño y toma de nuevas medidas que repercutan en una asistencia sanitaria más sostenible y eficaz para todos, para el paciente y para el Sistema Sanitario.

(*Comunidades de las que FEASAN tiene constancia).

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¹LiB, Yang J, Zhao F et al. Prevalence and impact of cardiovascular metabolic diseases on COVID-19 in China. Clin Res Cardiol 2020.

²Zheng YY, Ma YT, Zhang JY, Xie X. COVID-19 and the cardiovascular system. Nat Rev Cardiol 2020.