Practicar deporte intenso puede aumentar el riesgo de trombosis venosa profunda
22 diciembre, 2018
Practicar deporte intenso puede aumentar el riesgo de trombosis venosa profunda
22 diciembre, 2018
La actividad física es cada vez más común en nuestra sociedad. De hecho, se ha convertido en el aliado perfecto para mantener una buena salud.
Según los datos de la encuesta sobre Hábitos Deportivos en España, el 53,5% de la población mayor de 15 años hace deporte y, el 86,3% de éstos lo practica en gran intensidad. La actividad más frecuente es correr, seguida del ciclismo, la natación y el senderismo.
Sin embargo, aun sabiendo los beneficios que conlleva el ejercicio para nuestro día a día, existe una cara B que pasa desapercibida por muchos de los amantes de la actividad física: el aumento de trombosis venosa profunda (TVP). Esto se debe a que el ejercicio intenso puede favorecer el aumento de los niveles de los factores de la coagulación y la alteración de la fibrinolisis. Este efecto provoca un estado de hipercoagulabilidad y, en consecuencia, el aumento del riesgo de trombosis. Además, si se tienen factores hereditarios de trombosis este riesgo aumenta.
Un estudio publicado en la revista Seminarios de Trombosis y Hemostasia ha hallado que los entrenamientos, competiciones y otros factores del deporte intenso, pueden influir en los factores de riesgo trombótico, como la hipercoagulabilidad, el daño endotelial y la estasis circulatoria.
Para llegar a esta conclusión, se desarrolló una investigación analizando a deportistas que corrieron una media maratón (21,1km) en los que se detectaron cambios en los marcadores de coagulación sanguínea y una reducción en el tiempo de tromboplastina parcial tras finalizar la carrera. Pero no sólo eso. Los viajes aéreos de larga duración, combinado con el ejercicio de alta intensidad y otras variables como la deshidratación, los traumas repetitivos y las lesiones hacen una mezcla que favorece, también, al desarrollo de trombosis. En el caso de las mujeres, también debemos sumar la toma de anticonceptivos orales.
No obstante, los médicos subrayan que a pesar de estas pequeñas problemáticas, los beneficios de la actividad física superan a los riesgos. Tal y como destaca el Dr. José Antonio Páramo, presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), siempre se deben mantener “ciertas precauciones, como hidratarse con agua o bebidas isotónicas en todas las fases del entrenamiento (antes, durante y después), ya que favorece a la disminución de la hemoconcentración o viscosidad de la sangre”.
Si a pesar de las medidas preventivas no se evita el TVP, la movilización precoz (a las 24 o 48 horas) ayudará a prevenir el síndrome postrombótico y se podrá retomar progresivamente la actividad deportiva a partir de las 4 a 6 semanas, «pero suspendiéndola si reaparecen los síntomas de trombosis: dolor, enrojecimiento y edema de la extremidad», alerta el presidente de SETH.
El estudio también sostiene que el deporte ofrece beneficios relevantes en personas con hemofilia, en los que mejora la función muscular, la resistencia y la calidad de vida. El Dr. y presidente de la SETH considera que «se trata de un hallazgo paradójico porque tradicionalmente no aconsejábamos la actividad física intensa a pacientes con trastornos de la coagulación, pero la investigación revela que el ejercicio aumenta los niveles del factor VIII en pacientes con hemofilia leve y moderada».
Fuente: IM Médico Hospitalario
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