El ictus es la primera causa de muerte en mujeres y la primera causa de discapacidad en el adulto y se prevé que en los próximos años haya un incremento de su prevalencia.

El 20% de los ictus son criptogénicos, es decir, de causa desconocida, y afectan sobre todo a la población joven. Paula Lobato y Marta Pachón, ambas del Complejo Hospitalario de Toledo, destacan  que “detectar la fibrilación auricular en estos pacientes es fundamental, ya que cambiaría su tratamiento preventivo”. De hecho, la fibrilación auricular (FA) multiplica por 5 el riesgo de sufrir un ictus.

Por ello, los servicios de Neurología y Cardiología del Hospital de Toledo, han elaborado el “Protocolo multidisciplinar del paciente con ictus de origen desconocido”, que permite detectar la posible existencia de FA paroxística, no persistente, oculta en pacientes con ictus de origen desconocido, con la finalidad de pautar correctamente un tratamiento preventivo.

Uno de los mecanismos para identificar la arritmia es el implante de un dispositivo bajo la piel que permite realizar un seguimiento del paciente durante tres años, incluso desde su domicilio. Cuando se produce la arritmia, el dispositivo transmite la información al hospital para comenzar el abordaje.

El Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario de Toledo dispone de una zona con capacidad para seis pacientes en fase aguda del ictus, y un equipo profesional para optimizar las estrategias diagnósticas urgentes, reducir el tiempo desde el inicio del ictus hasta la acción médica terapéutica, dar el tratamiento específico adaptado a subtipo de ictus, etiología, localización y tamaño e iniciar la prevención secundaria.

Ingresar en una unidad de ictus produce “efectos beneficiosos” en el bienestar psicosocial del paciente. La atención multidisciplinar dirigida por especialistas en enfermedades cerebrovasculares mejora la evolución de los pacientes con ictus y reduce los costes del proceso.

Fuente: El Médico Interactivo