El alcohol y el tabaco, un peligro para los adolescentes
7 febrero, 2019
La voz de los pacientes
anticoagulados
El consumo de tabaco y alcohol en adolescentes, incluso en pequeñas cantidades, se asocia con la rigidez arterial precoz, un biomarcador que puede mejorar la predicción del riesgo cardiovascular, según un estudio desarrollado por la Sociedad Europea de Cardiología y publicado en la revista European Heart Journal.
La percepción del riesgo por consumo de alcohol y tabaco entre los jóvenes es baja. Especialmente lo es en el caso del alcohol, una sustancia percibida como menos peligrosa. Estas sustancias forman parte de su día a día, siendo las drogas más consumidas entre los adolescentes, según la Encuesta Sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (2016-2017), realizada a estudiantes de 14 a 18 años.
Según la Fundación Española del Corazón (FEC), las restricciones existentes para su venta no disminuyen la prevalencia del consumo de alcohol y tabaco entre los jóvenes españoles. Por ello, Carlos Macaya, presidente de la FEC, considera “fundamental que se tomen medidas para preservar la salud cardiovascular de los más jóvenes, incluidas aquellas que combatan el tabaquismo pasivo”. Pero, ¿qué consecuencias genera su consumo?
Según el estudio Alspac cuando estos jóvenes sean mayores tendrán más predisposición a desarrollar una enfermedad cardiovascular. Para llegar a esa conclusión, se analizó el consumo de alcohol y tabaco de 1.266 jóvenes de 13, 15 y 17 años, de los cuales 425 eran hombres y 841 mujeres. Para conocer el riesgo de desarrollar una enfermedad arterial entre fumadores y no fumadores, y consumidores o no consumidores de alcohol, se analizó la velocidad de la onda del pulso carótida – femoral (OVP), un marcador que se utiliza para estudiar el daño arterial y la rigidez de los vasos.
Los resultados mostraron que los fumadores adolescentes (tanto los que lo hacían de forma intensa como más leve) presentaron un aumento de OVP en comparación con los no fumadores. Además, los que fumaban y consumían alcohol frecuentemente, también presentaron más riesgo en comparación a los que no fumaban y consumían poco alcohol.
Según Macaya, “el alcohol es nocivo y no se puede aconsejar su consumo en edades tempranas. Teniendo en cuenta que a estas edades es posible restaurar la rigidez arterial normal si se cesa el consumo, es importante tratar de hacer entender a los adolescentes cuanto antes que ser joven no le hace a uno inmune a la enfermedad cardiovascular”.
Fuente: Diario Médico
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