¿Cómo afecta el ictus en el día a día de las personas?
17 diciembre, 2019
El ictus es una enfermedad cerebrovascular que tiene un gran impacto sanitario y social debido a una elevada incidencia y prevalencia. De hecho, supone en España la primera causa de muerte en mujeres y la tercera en hombres.
Cada año, en España, se producen 71.780 nuevos casos de ictus y, en 2017, se produjeron casi 27.000 defunciones a causa de este accidente cerebrovascular. Por el contrario, el ictus también es la primera enfermedad discapacitante en adultos. De hecho, 2 de cada 3 personas que sobreviven a un ictus presentan algún tipo de secuela física relacionada con la movilidad, la visión o el habla, así como trastornos del ánimo, cognitivos y de personalidad. Esto, lamentablemente, afecta también en su funcionalidad y en su calidad de vida.
2 de cada 3 personas que sobreviven a un ictus presentan algún tipo de secuela física
Estas cifras suponen una gran carga, no solo desde el punto de vista sanitario, sino también personal y familiar, por su impacto en la vida de las personas que lo sufren y en la de sus familiares y cuidadores.
El “Atlas del ictus” es, precisamente, una fotografía de este impacto. El proyecto, elaborado por el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN junto con BRISTOL MYERS Squibb y Pfizer y con el aval de nuestra Federación, la SEN, GEECV, SEMI, SEMERGEN, Freno al Ictus y FEI, ha permitido conocer la situación actual de este accidente en cada una de las 17 Comunidades Autónomas que forman nuestro país.
El Atlas del ictus ha permitido:
Para poder cumplir con los objetivos, el Atlas combinó diferentes fuentes y metodologías: fuentes primarias de datos de encuestas y registros oficiales, revisión sistemática de la literatura científica y un estudio de costes a partir de datos previamente publicados en la literatura.
Uno de los puntos claves que se analiza en el “Atlas del ictus” es el impacto de este accidente cerebrovascular en la vida de las personas. Esta enfermedad afecta en el día a día de las personas, tanto en el hogar, dificultando el desarrollo de sus tareas (como vestirse o cocinar) como en el trabajo o en el ámbito social de las personas. De hecho, el 74,5% de las personas tiene dificultad para realizar tareas domésticas de gran esfuerzo.
Como se ve en el Atlas, dos de cada tres personas que han padecido un ictus tienen 65 años o más. De estos, el 43,8% tiene dificultades para ducharse o bañarse sin ayuda y el 56,3% para realizar tareas domésticas ligeras, lo que reafirma una vez la dependencia que tienen los pacientes que han sobrevivido a un ictus.
No obstante, es importante recordar que más del 80% de los ictus son evitables con un buen control de los factores de riesgo modificables, como la hipertensión arterial (HTA), el consumo de tabaco o alcohol, la diabetes mellitus, la dieta, la inactividad física, la obesidad, la hipercolesterolemia, la fibrilación auricular (FA), que multiplica por cinco el riesgo de padecer un ictus, siendo la causa subyacente en aproximadamente el 20% de los ictus isquémicos. Asimismo, la anticoagulación reduce significativamente la incidencia de ictus por FA.
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